Masaje con Piedras Calientes

El antiguo arte de sanación con masaje de piedras, es una técnica del masaje
para lograr el balance físico y espiritual.
Sus orígenes como bien dicen los abuelos del norte corresponden a la primera
nación con lo cual se refieren a 10,000 años atrás. En toda América se ha hecho uso de las piedras, pero especialmente los Sioux, Lakotas, Hopis entre los principales aplicaban con amplio conocimiento el uso de las piedras en masaje y como parte de una danza terapéutica, con ello nos quieren decir que las piedras tienen vida propia y transmiten su energía al usuario que las recibe y al sanador que las aplica.
Trabajar en armonía usando diferentes técnicas de masaje y piedras calientes,
relaja el cuerpo a su nivel más profundo. El masaje con piedras es muy efectivo
para crear armonía y flujo de energía positiva, no olvidemos que cualquier técnica que apliquemos es el reflejo de los movimientos y habilidades que obligadamente tienen que ver con la actitud interna.

Las piedras

Las energías poderosas de la tierra con el masaje de piedras son conocidas por
fomentar un efecto armonizante y limpiador, y de esta forma permitir un estado
meditativo de quietud y calma.
La aplicación de las manos en conjunto con las piedras produce contacto intenso con las energías únicas de las piedras y con la energía universal, ayudando al flujo de la energía al interior y dirigiendo el flujo vital a las áreas bloqueadas.
Esta terapia única usa piedras que son formadas por acciones volcánicas y sedimentarias, es una modalidad muy efectiva, no solo debido al efecto de conducción térmica de calor de la piedra, el cual trae cambios locales y sistémicos en el cuerpo, sino también puede influenciar los centros energéticos de balance del cuerpo y mente.

El masaje con piedras frías y calientes es el elemento clave de esta terapia. A través de ellas se consiguen importantes beneficios emocionales, psicológicos y fisiológicos.
En este sentido podemos decir que el terapeuta utiliza las piedras a dos niveles: de forma estática, ejerciendo presiones terapéuticas en puntos concretos y de manera dinámica, realizando maniobras de masaje definidas.
Por su parte, las piedras calientes incrementan la circulación sanguínea y el metabolismo celular en las zonas tratadas, proporcionan relajación muscular, calman el dolor y los procesos inflamatorios crónicos. Por otro lado, las frías producen una vasoconstricción y la liberación de histamina y sustancias que actúan sobre el dolor. También influyen sobre los procesos inflamatorios agudos y en la recuperación de las lesiones y contracturas. Asimismo, este beneficioso masaje térmico está indicado para el tratamiento de la ansiedad, el estrés y los dolores musculares y articulares.


Frente a estos pases de calor-frío, el organismo responde con una agradable
sensación de bienestar. Su acción estimula el sistema circulatorio, preparando una piel cálida que facilita que el terapeuta pueda trabajar de forma profunda sobre puntos concretos del cuerpo. Este método abre los canales energéticos corporales, ayudando a que la energía acceda más profundamente a los músculos a medida que se repiten las aplicaciones. Podríamos decir que las piedras producen un efecto balsámico que genera una movilización de energías intensas, haciendo que el usuario descargue emociones retenidas durante mucho tiempo. En definitiva, este masaje produce reacciones sedativas y proporciona, a quien lo recibe, una agradable sensación de bienestar. Asimismo, es más eficaz que las técnicas manuales convencionales, porque el intercambio térmico entre las piedras y el usuario es superior.

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